"Juramos goardar et defender el Reyno de Navarra, sus fueros, costumbres et libertades"
"Nafarroako Erresuma, bere foruak, obiturak eta askatasunak zaintzea eta defendatzea, zin agiten duzu..."

PRESENTACIÓN

A LAS MUJERES RONCALESAS, A LAS DE AYER Y A LAS DE HOY. 

A TODOS LOS VECINOS DE ESTE VALLE QUE EN NOAIN Y EN AMAIUR LUCHARON HACE CINCO SIGLOS POR LA INDEPENDENCIA DE NAVARRA.




El 26 de abril del año 2008 vivimos en Isaba una jornada histórica, una jornada muy bonita, participativa y emotiva. Aquellas tierras que un día acogieron el nacimiento de la monarquía pamplonesa, de lo que después fue el Reino de Navarra, aquellas mismas tierras volvían a reunirse para revivir la esencia de esa misma historia, así como para revivir una vieja tradición navarra, la de la coronación del Rey de la Faba.

Pudo ser, y hay base lógica para no dudarlo, que en una cueva de la Peña de Ezkaurre, en el siglo VIII, los nobles eligiesen a uno de ellos como caudillo para recuperar sus tierras invadidas. Eneko Aritza (Eneko Arista, Iñigo Arista, etc.), allí elegido, es considerado el primer Rey de Navarra. Aquél naciente Reino de Pamplona agrupaba a los valles del Pirineo Oriental navarro, a los valles del Pirineo Occidental oscense, y a los valles vecinos de la otra parte de esos montes.

Ese 26 de abril de 2008 las calles de Isaba volvieron a reunir a hombres y mujeres del Pirineo; allí estuvieron chesos, ansotanos, roncaleses, salacencos, aezkoanos, bearneses…; volvieron a verse allí banderas y escudos más cargados de historia que nadie; volvieron a verse indumentarias que se han mantenido durante siglos. Para muchos fue un día bonito, espectacular; otros lo vimos, además de bonito y espectacular, como una exaltación de la esencia y de la identidad roncalesa y navarra, también como un merecido homenaje a todas las mujeres de este valle.

Fueron muchos los roncaleses que dieron su vida por la independencia del Reino de Navarra. Amaiur, Noain… fueron focos de resistencia en donde el valle de Roncal estuvo mayoritariamente representado. En este valle nace y muere la independencia de Navarra. Y en este valle, en la villa de Isaba, fue donde el 26 de abril de 2008 aquellos que combatieron cinco siglos antes, recibieron el reconocimiento y el homenaje de sus sucesores.

La coronación de una niña como Reina de la Faba se convirtió, a su vez, en todo un homenaje a las mujeres roncalesas, protagonistas en primera línea de algunas de las páginas más gloriosas de la historia de este valle.

Queda aquí el recuerdo y la memoria de aquella jornada, un recuerdo que, para quienes lo vivimos, se nos antoja imborrable.


UNA NUEVA ETAPA

La fiesta del Rey de la Faba, con el caracter itinerante con el que hoy le conocemos, viene celebrándose desde 1964. De norte a sur, y de este a oeste, el Muthiko Alaiak ha llevado esta tradición a decenas de localidades de Navarra.


En todo este periplo la villa de Isaba, como escenario en 2008 de la fiesta del Rey de la Faba, ha venido a marcar un antes y un después. El relevo que se produce en el cargo del Rey de Armas, en el que el izabar Fernando Hualde sustituye a Miguel Ángel Alústiza, se traduce en un nuevo rumbo, manteniéndose intacta la esencia de la fiesta, pero a la vez convirtiéndose ésta, allá donde desde entonces se celebra, en una mirada hacia la historia local, en una puesta en valor de cada una de esas pequeñas historias que configuran la gran historia de Navarra.


Miró Isaba en 2008 a su pasado, a su historia y a sus raíces. Y lo mismo hizo después Olazti (2009). Incluso la fiesta de 2010 en Beriain sirvió para descubrirles que estaban en el 900 aniversario de la primera referencia documental de esa localidad. Esta mirada a la historia local se plasma en la ceremonia de coronación del Rey o Reina de la Faba, se plasma en un extenso reportaje periodístico el fin de semana anterior a la fiesta, y se plasma en conferencias en las que el nuevo Rey de Armas acude a cada una de estas localidades invitándoles e incitándoles a mirar hacia su pasado, para que se entienda mejor el presente, y pueda así proyectarse el futuro con más acierto.


Y todo ello combinado con esa obligada mirada retrospectiva hacia nuestro pasado, recordando que durante siglos fuimos un reino, un estado independiente, con rey, con ejército, con moneda, y, sobre todo, con una historia muy rica que para nada debemos de olvidar.